Y que las palabras sean como la lluvia,
que rieguen el jardín y no una flor,
que salgan del corazón y rieguen de la nube,
que tengan una relación de amor entre sí.
Y que las palabras sean como el sol,
y que los rayos se extiendan por todo,
como flores, girasoles,
una perfecta armonía artística.
Que las palabras sanen la herida,
que la laven y la alejen,
que el corazón se calme y se encante,
que cante al ritmo del amor y la paz.
En verdad, el regalo que se recibe
es muy valioso y un diamante puro.
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