A los 10,
camina hacia el bosque,
a la orilla del pequeño arroyo,
escribe con la punta del cuchillo
en el tronco verde de los árboles,
el prólogo del monólogo de sus pequeños poemas.
solo el nombre , el niño de sus sueños,
que ahora, anda ausente, incluso de los sueños.
De tronco en tronco ella escribía,
pero nadie leía.
De repente, los pequeños poemas
como aves también pequeñas
pero con alas largas y plumas largas,
volarían sobre el paisaje.
Y se fueron. Desaparecieron.
Vinieron los lectores,
los primeros, atentos y astutos,
leían todo, Allí estaba el nombre de Dionisio,
la embriaguez, el éxtasis de la uva y del vino,
que se derramaba por el camino.
Los primeros lectores traviersos
ván a hacer un chisme terrible,
al verla así embriagada,
escribiendo en los troncos verdes de los árboles,
toda la primavera que encontró en el camino.
La pequeña poetisa, famigerada
y despeinada,
se postra al ver su secreto desvelado.
Hasta las risas de los malvados le
llegan a los oídos...
mejor risa que llanto.
Hay más decoro.
Los lectores traviesos se van veloces.
Esparciendo la noticia por el camino.
La pequeña poetisa se arma de alarma,
lleva un gran cuchillo afilado. Y va hacia el Bosque,
Sin piedad en su alma, usa la brillante arma
y raspa todos los pequeños poemas
de su prólogo monólogo para siempre
de los troncos verdes de los árboles
que habitaban los vecinos del arroyo.
Y con ligereza, esmigalha las cortezas
de los troncos verdes de los árboles,
y lanza todo en la corriente,
que los lleva lejos y los lava.
Y entonces los rumores,
los gritos de la multitud,
se alineaban buscando información.
¿Dónde está Dionisio,
dónde está su cara, dónde está su foto?
¿Dónde está el éxtasis de su habla...
Sentada en las piedras del arroyo,
ella se burla, con su risa amarilla,
Dionisio, ay, quién me diera,
ni la uva, mucho menos la primavera.
El tronco verde de los árboles,
herido, aún sangra su savia.
El poema raspado de los árboles vuela lejos
como pájaros en algarabía, aún así,
no es la verdadera poesía.
El poema es lo que queda,
lo que queda en la pequeña poetisa
guardado en el corazón y en el alma
y que se derrama en el camino
porque ella deja.
mientras ella vive, ella existe en una eternidad,
a eternidad de ella.
Y su eternidades es aquello que se puede ver ahora.
La pequeña poetisa siempre morirá
de amor por la existencia.
Es la ciencia de su alma,
y de toda y cualquier alma,
a gran verdadera recompensa.
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